Microbioma: su impacto en la salud física y
mental (Parte 2)
Influencia
del microbioma en el intestino, en el sistema inmunitario, neuroendócrino, en
el cerebro y en la longevidad
Por:
Miguel Leopoldo Alvarado Saldaña
Durante toda su existencia, el hombre se
ha visto enfrentado a la enfermedad, la decrepitud, la senilidad y la muerte;
por eso se ha interesado tanto, no solo por investigar y crear procedimientos
médicos con la finalidad de combatir las enfermedades, sino también para
encontrar las formas de restaurar un estado de juventud, de vitalidad y
finalmente acrecentar su longevidad.
Muchas propuestas se han hecho a través
de la historia para alcanzar estos propósitos, desde “pócimas mágicas” y “hechicerías”
por parte de charlatanes, hasta métodos científicamente muy bien fundamentados,
creados y propuestos por renombrados investigadores.
La finalidad: mejorar la salud, prevenir
y curar enfermedades, rejuvenecer y/o alcanzar una larga vida, llena de vigor y
de vitalidad. Diversos métodos diseñados con rigor científico se siguen
utilizando, investigando y perfeccionando. Durante el trayecto en esta lucha
por alcanzar la salud, la vitalidad y alargar la longevidad, los hombres de
ciencia descubrieron a los microbios.
Descubrimiento
de los microbios
Antes del siglo XVII, los seres vivientes
más pequeños conocidos, eran los insectos diminutos. Se daba por sentado que no
existían organismos de menor tamaño. Nadie siquiera imaginó la existencia de criaturas
de longitud tan diminuta que no pudieran verse a simple vista.
Aunque con anterioridad ya se había
inventado el microscopio, fue hasta el siglo XVII concretamente en 1676, cuando
el comerciante y científico holandés Anton Van Leeuwenhoek descubrió en su
placa dental con ayuda de un microscopio hecho a mano, unos seres microscópicos
a los que llamó “animálculos” y que hoy conocemos como protozoarios; después de
descubrir los espermatozoides, llegando al limite del poder amplificador de los
lentes disponibles en ese momento, logró descubrir otros seres aun más pequeños
y rudimentarios a los que denominó “gérmenes” y que hoy conocemos como
bacterias. Por sus descubrimientos hoy en día se le considera a Anton Van
Leeuwenhoek el padre de la microbiología. En 1973 Oto Frederik Muller logró
clasificar a los gérmenes en bacilos y espirilos; Ferdinand Julius Cohn
finalmente les asignó el nombre de bacterias que en latín significa pequeños
vástagos.
Toda enfermedad comienza en el intestino
Aunque Hipócrates no tenia idea de la
existencia de los microorganismos, el afirmaba que “toda enfermedad comienza en el intestino”, aseveración que
actualmente cobra ahora una importancia
capital y fundamental. En ese entonces no se sabía que existían esos pequeños
seres que habitan en nuestro interior.
En el siglo XIX, Élie Metchnikoff biólogo de origen ruso, ganador del premio Nobel, después de
minuciosas investigaciones descubrió y estableció un vínculo directo entre la
longevidad humana y un equilibrio saludable de bacterias en el cuerpo, por lo
que afirmó que “la muerte empieza en
el colon”.
Desde aquel tiempo en que falaces
“procedimientos médicos” denominados “sangrías” y las “curaciones” con mercurio,
seguían siendo métodos populares y se practicaban rutinariamente, las
investigaciones científica continuaron avanzando, dando cada vez mayor
credibilidad a la noción de que hasta un 90 % de todas las enfermedades humanas
pueden deberse a desequilibrios de las bacterias que habitan en el cuerpo
humano así como a la mala salud del tracto intestinal.
Hoy podemos afirmar sin temor a equivocarnos,
que así como la enfermedad comienza en el intestino, ahí también se incuban la
salud y la longevidad. El mismo Élie Metchnikoff fue quien dijo que las bacterias
buenas deben sobrepasar el número de bacterias malas. Desafortunadamente la
mayor parte de la gente suele cargar con más microbios patógenos de los que
debería y carece de un universo microbiano diverso y benéfico. No es sorpresa
por tanto, que por el desequilibrio microbiano que padece la mayoría de la
población en el mundo industrializado, se padezcan cada vez más trastornos
intestinales, neurológicos y mentales.
No cabe duda de que si Élie Metchnikoff aun
viviera, el mismo lideraría la revolución científica que estamos viviendo hoy y
que el mismo intentó iniciar en el siglo XIX adelantándose a su tiempo.
La otra faceta de los microbios: elaboración de bebidas y
alimentos fermentados
Como ya lo mencionamos, hasta
relativamente hace poco tiempo el hombre desconocía la existencia de los
microorganismos, no obstante durante miles de años utilizaron algunas especies de
microbios para producir una gran diversidad de alimentos y bebidas fermentadas como
vino, vinagre, leches fermentadas y quesos.
En algunas regiones del mundo durante
cientos y en otras durante miles de años se prepararon y consumieron productos
y bebidas fermentadas. El Kéfir por ejemplo, junto con otros alimentos
fermentados provienen de una cultura milenaria en las escarpadas montañas del
Cáucaso en la que sin neveras ni congeladores, la conservación de los alimentos
era un reto y una necesidad cotidiana.
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Granos de Kefir |
Las poblaciones ganaderas de diferentes
regiones del mundo, pronto fueron conscientes de las ventajas que ofrecía la
fermentación, dando origen a los miles de tipos diferentes de quesos, yogures,
kéfir y a una gran variedad de leches ácidas que se localizaron en diferentes
lugares del mundo.
Siendo así como durante miles de años se
emplearon microorganismos para conservar alimentos y para preparar bebidas y
alimentos fermentados, sin siquiera sospechar la existencia de esos seres
microscópicos, que además de servir de fermento, producen diversos efectos beneficios
en el tracto gastrointestinal y por lo tanto para la salud humana.
Prebióticos
Por otra parte, también durante miles de
años, independientemente de diversas particularidades según la región o la cultura,
el hombre consumió alimentos ricos en fibras vegetales, que también sin
saberlo, servían de alimento a las bacterias intestinales y tenían un marcado
efecto benéfico por sus efectos prebióticos. Los expertos han calculado que las
dietas de las poblaciones primitivas y las dietas de poblaciones que hasta la
actualidad han conservado sus tradiciones alimentarias, proporcionan
aproximadamente entre 55 y 100 gramos de fibras dietéticas por hombre, por día.
Papel positivo de las bacterias en nuestro intestino, salud y
bienestar
Históricamente se nos ha enseñado que las
bacterias en general son microorganismos patógenas y letales. La peste bubónica
arrasó con cerca de una tercera parte de la población europea entre 1347 y
1352. Sabido es que ciertas infecciones bacterianas siguen cobrando vidas en la
actualidad como el cólera, por ejemplo.
Sin embargo, ahora con las revelaciones obtenidas
de recientes investigaciones científicas realizadas en todo el mundo, se ha
optado por reconocer el papel positivo que representan las bacterias para
nuestra vida y nuestra salud en general, pero de una manera especial para
nuestra salud mental.
Nutriología Ortomolecular: Ciencia
de los micronutrientes.
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