El 21 de marzo de 2001
Durante la última década, el pueblo estadounidense ha puesto de manifiesto que no desea que el Gobierno limite su acceso a los complementos alimenticios. En 1994, ante el deseo del pueblo estadounidense de lograr un mayor acceso a la verdad sobre las ventajas de los complementos alimenticios, el Congreso reaccionó ratificando el “Dietary Supplement Health and Education Act” de1984 (DSHEA), que liberalizaba las disposiciones legales relativas a los complementos alimenticios. En los despachos del Congreso se alcanzó una cifra récord de comentarios a favor del DSHEA.
El Codex Alimentarius es el vehículo del que se sirve la Organización Mundial del Comercio (OMC) para “armonizar” (es decir, hacer coincidir) las legislaciones en materia de alimentos y seguridad de los países miembros de la OMC. En la actualidad, la Comisión del Codex Alimentarius elabora, con la participación del Organismo estadounidense para el Control de Alimentos y Medicamentos (FDA), una directiva sobre las regulaciones adecuadas en materia de complementos alimenticios. Nos preocupa que el resultado final de este proceso obligue a los Estados Unidos a adoptar para los complementos alimenticios las mismas regulaciones estrictas habituales en algunos países europeos como Alemania, donde un consumidor ni siquiera puede echar un vistazo a un frasco de estos productos sin el consentimiento de un farmacéutico. Con su participación en este proceso, la FDA ignora la voluntad del Congreso, expresada en el DSHEA y en la ley de modernización de la FDA de 1997, que prohibe claramente a la FDA participar en procesos de armonización, desdeñando así también la voluntad del pueblo americano.
Aún cuando la Comisión del Codex Alimentarius no tiene competencia alguna para obligar a los estadounidenses a adoptar unas regulaciones estrictas en materia de complementos alimenticios, nos preocupa que, en su calidad de miembro de la OMC, los Estados Unidos puedan verse obligados a adoptar las normas del Codex. Según un informe del Congressional Research Service (servicio de asistencia parlamentaria del Congreso de los Estados Unidos) de agosto de 1999 “como miembro de la OMC, los Estados Unidos se comprometen a comportarse de acuerdo con la normativa de esta organización multilateral. Los Estados Unidos están obligados legalmente a garantizar que sus leyes nacionales no entren en conflicto con la normativa de la OMC” (sic). Así, el Congreso podría tener la obligación legal de modificar una vez más las leyes y disposiciones estadounidenses para que concuerden con las normas de la OMC.
En caso de que el Congreso rechazara la “armonización” de las leyes estadounidenses conforme a las estrictas directivas del Codex/OMC, se podría organizar una “comisión de arbitraje” para determinar si las prácticas comerciales de nuestro país resultan desleales, por la negativa a “armonizar” nuestra normativa con la del resto del mundo. Si se produjera un conflicto comercial de este tipo, la balanza se inclinaría a favor de los países que se atienen a los estándares del Codex, ya que las normas de la OMC parten de la suposición de que un país que adopta los estándares del Codex no establece obstáculos comerciales ilícitos. Por tanto, si el Congreso no armonizase nuestras leyes con las del resto de los países de la OMC, sería bastante probable que los Estados Unidos perdieran en un conflicto con un país que hubiera adoptado los estándares del Codex y sufrieran elevadas sanciones. Puede que la armonización tenga sus ventajas para las grandes empresas y los burócratas internacionales que controlan la OMC, pero resultaría catastrófica para los consumidores estadounidenses de complementos alimenticios.
Para terminar queremos dar las gracias de nuevo al Presidente Burton por haber celebrado esta audiencia, por sus esfuerzos por proteger a los consumidores americanos de complementos alimenticios y por la oportunidad de expresar nuestra preocupación por la amenaza que el proceso entablado por la OMC y el Codex Alimentarius supone para los consumidores estadounidenses. Así mismo, queremos expresar nuestra esperanza en que el Congreso tratará de proteger a los consumidores estadounidenses frente a una excesiva regulación de los complementos alimenticios, ya sea impuesta por la FDA o a través de la puerta trasera de una organización internacional como la OMC.
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